Novemher 2000                                                                                                                    Boletín de noticias No. 36
 
 

Jesucristo, Nuestro Rey Eucarístico

“En la Ultima Cena, la noche en que fue traicionado, nuestro Salvador instituyó el sacrificio Eucarístico de Su Cuerpo y Sangre.” (Sacrosantum concilium, 47). En la misa el pan y el vino, “mediante las palabras de Cristo y la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.”(Catecismo de la Iglesia Católica, #1333) La Eucaristía no es nada menos que el don completo y personal de Jesús a nosotros -Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad - bajo las apariencias de pan y vino en la Hostia Consagrada. La Iglesia explica que la Eucaristía es “la fuente y cúspide de la vida cristiana.” (Lumen gentium, 11) En su primera encíclica, Redemptor Hominis, el Papa Juan Pablo II se hizo eco de estas palabras, añadiendo que a través de la Eucaristía “cada cristiano recibe el poder salvador de la Redención.” (Artículo 20) Jesús oculta Su inmensa gloria, belleza y dignidad en el Santísimo Sacramento porque quiere que vengamos a Él por la fe, para que Lo amemos por Sí Mismo.

Cuando nos reunimos para orar o para leer las Sagradas Escrituras Jesús está presente en Su Espíritu. Pero, en la Eucaristía, la Hostia consagrada, Jesús está realmente presente en Persona -- Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.  Pasar un tiempo con Jesús, adorando su presencia Personal en la Sagrada Hostia, es una expresión admirable de nuestro amor por Él; nuestro don especial para Él. Jesús nos ama tanto que nunca quiere dejarnos y por eso se queda con nosotros día y noche en el Santísimo Sacramento, el sacramento de amor.

La Adoración Eucarística Perpetua con exposición es el medio de alcanzar una verdadera relación personal con Jesús. Es mucho más fácil pasar tiempo con Nuestro Señor Eucarístico y aumentar nuestra creencia en Él, contemplando Su Presencia y adorándolo “Cara a cara.” Uno puede entrar más eficazmente en contemplación cuando puede contemplar a Jesús en la Sagrada Hostia. Sin embargo, la razón más apremiante para la exposición del Santísimo Sacramento es porque el Espíritu Santo lo pide. Durante su discurso eucarístico Jesús hizo esto evidentemente claro: “Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último dia.” (S. Juan 6:40)

Pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento expuesto en una custodia es como conversar con un amigo, cara a cara, en vez de tener una puerta cerrada entre los dos. La mayoría de los adoradores dicen que ver a Jesús bajo la apariencia de la Sagrada Hostia es mucho más conducente a la intimidad que cuando Él está dentro de un tabernáculo. La Exposición ayuda a los adoradores (guardianes) a ser fieles a las horas que les corresponden porque saben que no se puede dejar solo a Jesús Sacramentado en una custodia. “Se ha dicho, y con razón, que la contemplación y la adoración están estrechamente unidas, es una relación tan mutua, que la una no puede separarse de la otra.  Adoramos mientras contemplamos y contemplamos mientras adoramos. Los santos en el cielo viven en perpetua adoración porque su gozo se deriva de la eterna contemplación. En la tierra, donde debemos imitar de cierta manera la vida del cielo, la devoción cristiana ha tratado de hacer de la Sagrada Hostia el centro de perpetua contemplación y adoración, lo más que lo permite la fragilidad humana. Y ambas, la adoración y la contemplación, han dado lugar a la exposión perpetua del Santísimo Sacramento. ¡La Sagrada Hostia perpetuamente expuesta en su trono eucarístico y, ante el mismo amantes almas en adoración y contemplación día y noche!“¿No es esto verdaderamente el cielo en la tierra?” (De La Sagrada Eucaristía por José Guadalupe Trevino)

Hace dos mil años Jesús se hizo hombre y quiere permanecer con nosotros todavía bajo la apariencia de pan. Nuestro amantísimo Dios ansía estar con Su Pueblo y tener una relación personal con ellos. Jesús se queda con nosotros, no para estar oculto en nuestros tabernáculos, sino para hacerse conocer, amar y adorar.

¡Cuando tenemos la Adoración Eucarística Perpetua con Exposición, estamos proclamando ante nuestras comunidades parroquiales y ante el mundo que Jesús está aquí! Se ha dicho que nuestra manera de rendir culto indica a los demás lo que creemos. Cuando Lo exponemos en su Gloria Eucarística, la gente se da cuenta de que verdaderamente creemos que la Eucaristía es realmente Jesús.

La Iglesia ha llamado a los fieles a “abrir las puertas a Cristo con amplitud.” ¿Qué mejor manera de “abrir las puertas con amplitud” que la de abrir la cerradura del don de Su Presencia Eucarística y Su Amor?
 

“¡Vengan, establezcan el reino de Jesucristo entre ustedes! La Exposición Pública del Santísimo Sacramento es la última gracia de Dios al hombre. Después de la Exposición sólo queda el cielo o el infierno. El hombre siente atracción a lo que brilla. Nuestro Señor ascendió al trono; Lo podemos ver y está radiante. Ya no tenemosninguna excusa. Si abandonamos a Nuestro Señor, si Lo ignoramos y no enmendamos nuestras vidas, Nuestro Señor se marchará y nos perderemos para siempre. Por lo tanto, sirvan a Nuestro Señor y consuélenlo; prendan el fuego de Su amor en donde quiera que no esté encendido; trabajen para establecer Su reinado de amor. ¡Adveniat regnum tuum, regnum amoris. Venga a nosotros Tu reino, Tu reino de amor! (S. Pedro Julián Eymard)

Esto es lo que la Adoración Eucarística Perpetua con Exposición es: darle a Jesús, el Rey de reyes, todo el amor y la gloria debida a Su nombre.

Al final de su encíclica sobre Cristo Rey, el Papa Pío XI dice: “El mundo entero” debería “unirse para venerar y adorar a Cristo Rey oculto bajo las especies sacramentales. De ese modo, con la predicación de sermones, con la adoración pública del Santísimo Sacramento expuesto y en procesiones solemnes, la humanidad se une para rendir homenaje a Cristo, el cual Dios les ha dado como su Rey.”“Una vez que los hombres reconozcan, ambas en la vida privada y la pública, que Cristo es Rey, la sociedad recibirá al fin las grandes bendiciones de la verdadera libertad, y una bien ordenada disciplina, paz y armonia.”

Cumplamos el gran deseo del Papa Juan Pablo II: “la propagación de la Adoración Perpetua, con la exposición permanente del Santísimo Sacramento ... en todas las parroquias y las comunidades cristianas del mundo. (Junio 1993, homilía del 45to Congreso Eucarístico Internacional en Sevilla, España)

Usted también puede ser un misionero y ayudarnos a proclamar a Cristo Jesús, nuestro Rey Eucarístico, enviádonos a la dirección abajo indicada su donativo mensual de $10.00, $25.00, $50.00, $100.00, o más, (deducible de impuestos). Nuestros Misioneros dependen completamente de su generosidad para propagar mundialmente la Adoración Perpetua. 

Comuníquese con nosotros designarle un Misionero, y obtener copias de este panfleto,
junto con los materiales necesario para empezar la Adoración Eucarística Perpetua.


Misioneros del Santísimo Sacramento
PO Box 1701, Plattsburgh, NY 12901
Tel.: (518)561-8193 Fax: (518)566-7103
E-mail: info@acfp2000.com Website: http://www.ACFP2000.com.
 

¡Comience la Adoración Eucarística Perpetua en su parroquia hoy!